Estado Critico

Durante toda la semana anterior tuve que escuchar con estupor como todas las emisoras de radio de mi residencia actual (KAZU 90.3; KBKY 94.1; y hasta la KCRW 89.9) repetían hasta el cansancio que el mundo acabaria el día 21 de Mayo a las 06:00 horas. La gente se dedicó a llamar a sus seres queridos en el exterior, a enviar flores y postales .... en fin, todos se dedicaron por un tiempo a pensar y a reflexionar que habían hecho con su vida hasta ahora.

Mientras en Cartagena, la ciudad del pecado, el infierno que hemos creado a nuestra imagen y semejanza, los futuros electores hacían de las suyas zonificandose en cuantos puesto de votación les permitieran los inútiles y paquidermicos supernumerarios de la registraduria y las horas del día.

A ninguno de los que hacían parte de las interminables y sospechosas filas les importo el final de la humanidad. Ni a ellos ni a quienes tenían como única labor adquirir bajo cualquier costo los insuficientes certificados de zonificacion de los asoleados Cartageneros.

Esto me genera todo tipo de inquietudes, ¿tan desinformados están los Cartageneros?, en caso de estar al tanto, ¿era mas importante estar en una fila por 3 horas para recibir los $5.000-$10.000, que estaban pagando al lado de las mesas de la registraduria, que pasar las ultimas horas con la familia?, ¿tan bajo y miserables están mis paisanos?,  si el mundo ciertamente se hubiera acabado ayer, ¿ de que culo servía zonificar?, ¿a quien le venderían el voto después de la gran explosión?. Siento vergüenza de un pueblo tan desalmado y banal. Mientras en el mundo árabe y en España los jóvenes en especial y la comunidad en general han llevado a cabo protestas que traen consigo cambios estructurales en el gobierno y sus sistemas, en Cartagena se pasa de la informalidad a la profesionalizacion de la compra/venta de votos y de la poca conciencia política que nos quedaba al permitir que amarren nuestra futura decisión con 5 meses de antelación y por una módica suma que en condiciones normales solo alcanzaría para hidratarnos después de semejante solazo.

Claro que al menos en algo somos consecuentes, respetamos el acuerdo de votar a cambio de $20.000 y jamas protestamos por las consecuencias de tamaña irresponsabilidad. Al menos en eso somos respetables.